Los golpes en la cabeza son comunes en la infancia, sobre todo en los primeros años, cuando los niños exploran el mundo con curiosidad y todavía están desarrollando su equilibrio. La mayoría de estos incidentes son leves, pero saber cómo actuar correctamente puede marcar la diferencia y ayudarte a identificar si es necesario acudir al médico.
1. Mantén la calma y observa
Lo primero es mantener la calma. Aunque ver a tu hijo golpearse puede ser alarmante, la mayoría de los golpes leves no representan un peligro grave.
Tranquilízalo, revisa la zona del impacto y observa su comportamiento durante las horas siguientes.
2. Aplica frío en el área afectada
Si el golpe causó una protuberancia o inflamación, coloca suavemente una compresa fría o un paño con hielo envuelto durante 10 a 15 minutos. Esto ayudará a reducir la hinchazón y aliviar el dolor.
Evita aplicar el hielo directamente sobre la piel.
3. Supervisa las próximas 24 a 48 horas
La observación es fundamental. Presta atención a cambios en su comportamiento, nivel de conciencia y coordinación. Durante las siguientes horas, vigila si presenta:
- Somnolencia excesiva o dificultad para mantenerse despierto.
- Vómitos repetidos.
- Dolor de cabeza intenso que no mejora.
- Cambios en la visión o en el habla.
- Convulsiones.
- Sangrado o líquido transparente por nariz u oídos.
Si aparece alguno de estos síntomas, busca atención médica de inmediato.
4. Evita que vuelva a golpearse
Después de un golpe, es recomendable que tu hijo evite actividades físicas intensas durante al menos 24 horas, especialmente si el impacto fue fuerte. Dale tiempo a su cuerpo y cerebro para recuperarse completamente.
5. Confía en tu intuición
Como madre, padre o cuidador, conoces mejor que nadie el comportamiento habitual de tu hijo. Si notas que “algo no está bien”, incluso si no hay síntomas evidentes, consulta con un pediatra. En caso de duda, siempre es mejor una revisión médica.
Cuándo acudir al médico de inmediato:
Llama a un profesional o acude a urgencias si:
- El golpe fue muy fuerte o desde una gran altura.
- Pierde el conocimiento, aunque sea por segundos.
- Tiene convulsiones o movimientos inusuales.
- Sangra o sale líquido transparente por nariz u oídos.
- Su comportamiento cambia de forma repentina.
La mayoría de los golpes en la cabeza en niños pequeños son leves y se resuelven sin complicaciones, pero la observación y la calma son fundamentales. Saber cómo actuar ante estos incidentes te permitirá responder de forma segura y proteger la salud de tu hijo.
Aviso importante: La información en este artículo es de carácter informativo y no sustituye la evaluación de un profesional de la salud. Ante cualquier duda o signo de alarma, consulta con tu pediatra o acude a un centro médico.