Lavarse las manos es una de las acciones más sencillas y efectivas para prevenir enfermedades. Sin embargo, muchas veces no se le da la importancia que merece. Las manos están en contacto constante con superficies, objetos y personas, por lo que pueden convertirse fácilmente en un medio de transmisión de virus y bacterias.
Hacer de este hábito una rutina diaria puede marcar una gran diferencia en tu bienestar y el de quienes te rodean.
1. Previene enfermedades infecciosas
A través de las manos se transmiten microorganismos que pueden causar gripe, resfriados, diarreas, conjuntivitis, COVID-19 y muchas otras infecciones. Lavarlas con agua y jabón elimina la mayoría de estos agentes y reduce significativamente el riesgo de contagio, especialmente después de toser, estornudar o usar el baño.
2. Protege a los más vulnerables
Niños, adultos mayores y personas con defensas bajas son más propensos a enfermarse. Mantener las manos limpias ayuda a proteger a tu familia y a tu comunidad, evitando que los gérmenes se propaguen en el hogar, la escuela o el trabajo.
3. Evita llevar microorganismos a tu rostro
Sin darnos cuenta, nos tocamos la cara decenas de veces al día. Si las manos están contaminadas, los gérmenes pueden ingresar fácilmente al cuerpo por los ojos, la nariz o la boca. Lavarse las manos con frecuencia rompe esta cadena de transmisión.
4. Cuándo debes lavarte las manos
- Antes de preparar o consumir alimentos.
- Después de usar el baño.
- Después de estornudar, toser o sonarte la nariz.
- Después de tocar basura o superficies de uso común.
- Al llegar a casa, luego de estar en espacios públicos.
5. Cómo hacerlo correctamente
- Usa agua limpia y jabón.
- Frota las palmas, el dorso, entre los dedos y las uñas durante al menos 20 segundos.
- Enjuaga bien y sécalas con una toalla limpia o al aire.
- Si no tienes acceso a agua y jabón, utiliza un gel desinfectante a base de alcohol (mínimo 60%).
Conclusión:
Lavarte las manos puede parecer algo rutinario, pero es una de las formas más efectivas de mantenerte sano. Es un pequeño gesto diario con un impacto enorme: previene enfermedades, protege a los demás y salva vidas.
Aviso importante: Este artículo tiene fines informativos y no sustituye la orientación médica profesional. Ante síntomas de infección o enfermedad, consulta a tu médico.







